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Ignacio Gonzalvo

De Pilatos al nacionalismo

De Pilatos al nacionalismo

Nadie pide a la jerarquía vaticana que aplique al obispo de Lérida la literalidad del Evangelio ("si tu mano te escandaliza, córtala"), pero sí un poco de rigor para que éste cumpla las sentencias de los tribunales eclesiásticos.

En el tema de los bienes aragoneses ilegalmente retenidos en la ciudad catalana, hay una curiosa variedad de personajes o tipos. Están los listos, que son las autoridades civiles vecidas. Su voracidad e incongruencia (bien engrasadas por el victimismo nacionalista) les llevan a negar a los demás (las obras de arte sacro) aquello que reclaman y consiguen para sí (los papeles de Salamanca). Están luego los panolis, con perdón por el vulgarismo. Encontramos unos cuantos en la sede del Gobierno aragonés, donde siempre se creyó que las buenas relaciones con la Generalitat resolverían el problema. Y en la curia ilerdense y en Roma abundan finalmente los indolentes, que se comportan como Pilatos. Tienen capacidad de decidir, pero al lavarse las manos como el prefecto romano permiten que se perpetúe la injusticia. A la que ahora quieren añadir la ofensa de enviar a Filadelfia los bienes de otros. Buen ejemplo.

Artículo publicado en Heraldo de Aragón por Jesús F. Frago

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